La Medicina Yoruba.Linaje Odugbemi.

LA MEDICINA YORUBA.


La medicina yoruba es originaria del continente africano, en el que su práctica está muy extendida. Tiene sus raíces en el Ifa Corpus, texto religioso revelado por el profeta Orunmila hace más de 4.000 años en la antigua ciudad de Ile-Ife (la actual Yorubaland). Desde hace 400 años, estas técnicas curativas forman parte también de la vida cotidiana de los habitantes del Caribe y Sudamérica, herencia de las tradiciones de los esclavos africanos que fueron llegando a las Américas.
Las enseñanzas de Orunmila van dirigidas al pueblo yoruba e incluyen temas como la adivinación, la oración, la danza, los gestos simbólicos, la elevación personal y colectiva, los baños espirituales, la meditación y las hierbas medicinales. Este texto antiguo, el Ifa Corpus, es la base del arte de la herbología divina. Aunque la medicina yoruba se practica en África desde hace más de 4.000 años, sus principios fundamentales son prácticamente desconocidos en Occidente. Sus diversas técnicas de diagnóstico y tratamiento constituyen un valioso e importante sistema médico que merece la pena estudiar. La finalidad de la medicina yoruba no es únicamente contrarrestar las fuerzas negativas de las enfermedades del cuerpo humano, sino también alcanzar la elevación e iluminación espirituales, que es la forma de liberar el alma.
Como ocurre con todas las medicinas antiguas, el ideal de la medicina yoruba es acondicionar todo el cuerpo de forma que la enfermedad no lo ataque. (Para designar la medicina yoruba se emplea también el término Osain, que utilizaré a lo largo del presente ensayo. La palabra "Osain" significa "los divinos Orisha de las plantas".) Muchos occidentales dan por hecho que la "medicina africana" es un término general que aglutina diversas variantes de "vudú" médico. Este arraigado mito sobre la medicina africana ha dado lugar a siglos de malentendidos y todavía perdura la imagen negativa de los hechiceros de "vudú" primitivos. Esta mentalidad ignora las realidades sagradas nacidas del pensamiento africano relativas a la religión, la filosofía y la medicina. Por tanto, al hablar de herbología africana, el lector debe dejar a un lado los mitos relacionados con la hechicería.
Para comprender los fundamentos de la medicina yoruba, es importante conocer las circunstancias históricas que rodearon el nacimiento de este arte curativo africano. Son muchos los factores que influyeron en los comienzos y la evolución de esta medicina indígena.
La historia yoruba arranca con la migración de un pueblo del Este de África por la ruta transafricana que iba de la zona del Nilo Medio al Níger Medio.1 Según M. Omoleya, los arqueólogos afirman que la región nigeriana está habitada desde hace más de 40.000 años o desde el año 65.000 a.C.2 Por aquel entonces, en la región vivía la cultura Nok, que entre los años 2000 y 500 a.C. recibió la visita del "pueblo yoruba". Según las crónicas históricas yoruba, el pueblo, bajo el mando del Rey Oduduwa, se estableció pacíficamente en Ile-Ife, ciudad sagrada de los Nok. Todo esto tiene lugar durante la denominada Edad de Bronce, período de notable civilización para estas dos culturas.
Según Olumide J. Lucue, "en la Antigüedad, antes de emigrar a la costa atlántica, los yoruba vivían en el antiguo Egipto." Fundamenta tal afirmación en la similitud de los idiomas, creencias religiosas, costumbres y nombres de personas, lugares y cosas.3 Además, los numerosos papiros antiguos descubiertos por los arqueólogos llevan a pensar en un origen egipcio.
Al igual que casi todos los demás elementos de la vida cultural egipcia, la evolución de la ciencia y la medicina comenzó con los sacerdotes y son muchas las evidencias de su origen mágico. Para curar o prevenir enfermedades, el pueblo recurría antes los amuletos y fetiches que a los preparados medicinales. Para ellos, cuando alguien estaba enfermo, estaba poseído por demonios o espíritus malignos, por lo que se le trataba con ensalmos, raíces de determinadas plantas y brebajes místicos. Un resfriado, por ejemplo, se conjuraba con las siguientes palabras mágicas: "Sal de ahí, resfriado, hijo del frío, tú que rompes los huesos, destruyes el cráneo y haces enfermar los siete orificios de la cabeza... ¡Sal al suelo y vete, vete, vete!" Muchas veces se conseguía una cura real, que en varias medicinas contemporáneas se denomina psicosomática. Además de los ensalmos y conjuros utilizados, se daba al paciente un brebaje nauseabundo para ayudarle a expulsar al demonio alojado en su cuerpo.
Principios egipcios de la magia y de la medicina
Los médicos y sacerdotes egipcios tendían a asociar magia y medicina. Esta tradición dio lugar en Egipto a excepcionales médicos, cirujanos y especialistas que tenían un código ético en el que más tarde se inspiraría el famoso juramento hipocrático. Los griegos tomaron gran parte de sus conocimientos médicos de los egipcios hacia el 750 a.C. La influencia de la medicina egipcia en la cultura europea es tan grande que incluso hoy en día numerosos conceptos egipcios siguen teniendo vigencia en la medicina occidental moderna. Por ejemplo, en algunos países, cuando al redactar un diagnóstico el médico utiliza el símbolo egipcio de la salud (Júpiter) con el símbolo de regresión (Rx), lo que dice es: "su salud va en regresión"; es decir, está diagnosticando la muerte.
Durante el reinado del Rey Menes, se desarrolló un cuerpo de conocimiento en torno a la magia, la medicina, la filosofía y la religión que se conoce como la Teología Menfita. Los médicos-sacerdotes egipcios veían el ideal de la medicina como un principio mágico: "que las cualidades de los animales o cosas están distribuidas por todas sus partes". En consecuencia, en el universo, el contacto entre los objetos se establece mediante emanaciones (radiación), por lo que el resultado puede ser sensación o cognición, curación o contagio.4
Sin duda, la Teología Menfita jugó un papel fundamental en la evolución de la teoría médica egipcia. Para ellos, magia y curación era "religión aplicada". La Teología Menfita figura inscrita en una piedra que se conserva en el Museo Británico y recoge las opiniones teológicas, cosmológicas y filosóficas de los egipcios. Está fechada en torno al 700 a.C. y en ella figura el nombre de un faraón egipcio que afirma haber copiado una inscripción de sus antepasados.
Según la Doctrina Menfita, "El dios Ptah concibió en su corazón todo lo que existe y con su palabra lo creó todo. Primero emergió de las aguas primigenias de Idun en la forma de una Colina primigenia. A continuación, justo después de la Colina, el dios Atum emergió también de las aguas y atacó a Ptah... y del caos primigenio surgen 10 principios: 4 pares de contrarios y otros dos dioses: Ptah, la Mente, el Pensamiento y la Palabra Creadora. Atum se une a Ptah y actúa como el Demiurgo, llevando a cabo la obra de la creación.
El agua es la fuente de todas las cosas.
La creación se produce por la unión de dos principios creativos: Ptah y Alum, la unión de la Mente (Nous) y el Logos (la palabra creadora).
Atum es el Dios del Sol o del Fuego.
Los Contrarios controlan la vida en el universo.
Los elementos de la creación son el Fuego (Atum), el Agua (Nun), la Tierra (Ptah) y el Aire.
Los dioses que Atum proyectó de su cuerpo son:
Shu (Aire)
Tefnut (humedad)
Geb (tierra)
Nut (cielo)
Que dan origen a otros cuatro dioses:
Osiris
Isis
Seth (el contrario del Bien)
Nephthys (el mundo oculto)
La concepción egipcia de la cosmología, al igual que la doctrina china del Yin y el Yang y el Tridosha indio (Pitta, Vata y Kapha), ofrece una explicación completa de las fuerzas naturales del universo. Los egipcios desarrollaron también otros ideales, como la Doctrina del Alma. Creían que el alma y el cuerpo no eran dos cosas distintas, sino una misma cosa con dos aspectos diferentes, relacionadas de igual modo que la forma y el contenido. El alma es la fuerza que posee un cuerpo vivo y es la finalidad por la que existe el cuerpo, el fin último de su existencia. En tiempos de la Tercera Dinastía, durante el reinado de Zoser, el gran médico africano Imhotep avanzó sobremanera en las teorías anteriores de la medicina. Imhotep es considerado el "auténtico Padre de la Medicina". Diagnosticó y trató más de doscientas enfermedades. Imhotep y sus discípulos sabían cómo detectar enfermedades por la forma, el color o la posición de las partes externas del organismo, practicaban la cirugía y extraían remedios medicinales de las plantas. Imhotep conocía asimismo la circulación sanguínea cuatro mil años antes de que se conociera en Europa. Sus dichos y proverbios, en los que se recoge su filosofía vital, han ido pasando de generación en generación. Una de sus sentencias más conocidas es "Comamos, bebamos y gocemos, que mañana moriremos."
Imhotep promovió también la salud fomentando la higiene, mediante la circuncisión de los hombres y enseñando a la gente a usar con frecuencia los enemas, por ejemplo. El historiador Diodorus Siculus nos cuenta: "Para prevenir las enfermedades, intentaban mantener sano su cuerpo con ayuda de brebajes, ayunos y eméticos, unas veces todos los días y otras cada tres o cuatro días. Afirman que la mayor parte de los alimentos administrados al organismo son superfluos y que precisamente esos elementos superfluos son los que provocan las enfermedades."
Los egipcios tomaron la costumbre de aplicar enemas del "ibis", un ave que contrarresta el estreñimiento causado por su alimentación utilizando su largo pico como una especie de jeringa rectal. El historiador judío Heródoto señala que los egipcios "se purgan una vez al mes durante tres días seguidos con eméticos y enemas para mantenerse sanos, ya que suponen que todas las enfermedades que afectan al hombre tienen su origen en los alimentos que toma."
Como vemos, los egipcios conocían la relación entre los alimentos (enfermedad) y la causa de determinados trastornos patológicos. En la ciencia africana, todos los seres vivos (los elementos) son creados en armonía y recrean la armonía. La enfermedad se considera una crisis curativa armónica del organismo. Así, cuando alguien presenta un exceso de toxinas al estar estreñido por la ingestión de comida basura, drogas, alcohol, cafeína, nicotina, refrescos, fritos, harina blanqueada, harina enriquecida, arroz blanco, productos lácteos, carne o embutidos de cerdo, sal, azúcar blanco o combinaciones de alimentos poco recomendables (por ejemplo, proteínas e hidratos de carbono = carne y pan o patatas), el organismo reacciona con una crisis curativa (o reacción limpiadora). Esta "limpieza" es lo que en la medicina occidental se denomina enfermedad. Y, curiosamente, la enfermedad es, de hecho, el "propio alimento". La medicina occidental intenta curar el organismo de la propia cura (la limpieza) con remedios (fármacos) o mutilaciones quirúrgicas. Por extraño que parezca, para los médicos occidentales el gran mal es la reacción purificadora.
El concepto de armonía universal es característico del pensamiento africano. Los africanos creen que hay armonía en el universo. Todo está relacionado: las órbitas de los planetas, las mareas, el crecimiento de la vegetación y las vidas de las personas y animales. Todo lo que existe en el universo procede de una misma fuente, de una misma Mente universal.
Los antiguos sacerdotes egipcios observaban el firmamento y anotaban los ratios de los distintos ciclos planetarios y contaban los ciclos de la naturaleza. Además, calculaban las proporciones o relaciones del cuerpo humano. Elaboraron una geometría "sagrada" compuesta por un conjunto de proporciones y relaciones matemáticas. Creían que esas proporciones, utilizadas en el sonido de la música y la arquitectura de los edificios (pirámides), resonarían con las fuerzas vitales del universo y, así, aumentarían la vida. Al parecer, los antiguos médicos/sacerdotes del Valle del Nilo aprendían en templos llamados "Per Ankh", cuya traducción podría ser algo así como "Casas de la Vida ".
De los miles de papiros médicos que debieron existir, se han encontrado menos de una docena y, de entre ellos, los más profundos son el Papiro Ebers y el Papiro Edwin Smith. El Papiro Edwin Smith fue publicado en 1930 por James Henry Breasted, que pasó diez años de su vida traduciéndolo. Este papiro describe 48 lesiones diferentes que afectan a la cabeza, la cara, el cuello, el tórax y la columna vertebral, así como los métodos quirúrgicos adecuados para tratarlas. Se piensa que el escriba de la Decimooctava Dinastía encargado de copiar el texto original sólo copió los 48 primeros casos relacionados con el tercio superior del cuerpo. En el Papiro Edwin Smith se hace alusión a más de 90 términos anatómicos y en la diversa documentación médica encontrada en el Valle del Nilo aparecen más de 200 términos.
Este papiro es, además, de gran importancia por el uso que hace del término "cerebro" y las referencias a la relación neurológica entre el cerebro (médula espinal y sistema nervioso) y el cuerpo. El Papiro Ebers (hacia el año 1500 a.C.) aborda múltiples ámbitos de la ciencia médica e incluye capítulos sobre el pulso, el sistema cardiovascular, dermatología, ginecología, oftalmología, obstetricia, tumores, quemaduras, fracturas, trastornos intestinales y muchos otros temas. Existen bastantes evidencias de que los médicos egipcios (también Kemet) practicaban la circuncisión y cirugía cerebral, y tenían excelentes conocimientos de ginecología y obstreticia. Hacia el año 2000 a.C., los médicos egipcios ya habían ideado un anticonceptivo natural eficaz, elaborado a partir de espinas de acacia, miel y dátiles, que se mezclaban en unas proporciones determinadas y se insertaban en la vagina. Los científicos modernos han descubierto que las espinas de acacia contienen ácido láctico, que es un espermicida natural.
Los egipcios realizaban pruebas de embarazo y de determinación del sexo del feto sumergiendo trigo y cebada en una muestra de orina de la mujer. Sabían que la orina de las mujeres embarazadas acelera el crecimiento de determinadas plantas: si la cebada germinaba, la mujer estaba embarazada e iba a tener una niña; y si lo que germinaba era el trigo, iba a tener un niño. El test de embarazo en orina no sería redescubierto por la ciencia moderna hasta 1926 y la prueba de determinación del sexo con trigo/cebada no se recuperaría hasta 1933.
En 1987, la National Academy of Sciences publicaba un informe de la National Academy of Engineers titulado Lasers: Invention to Application (Láser: de su invención a su aplicación). En el capítulo titulado "Lasers in Medicine" (El láser en la Medicina), el autor, Rodney Perkins, explica que en Egipto se utilizaba una forma de terapia con láser. Según Perkins, "El uso del láser en la medicina y la cirugía se remonta a hace menos de dos décadas. Aunque la gama de la radiación láser se extiende por encima y por debajo de la porción visible del espectro electromagnético, en cierto sentido, dicha radiación no es más que una forma especial de luz. El uso de otras formas de luz en la medicina viene de antiguo. Se sabe que los antiguos egipcios reconocían y utilizaban las facultades terapéuticas de la luz hace 6.000 años. Las áreas de piel despigmentadas a las que hoy en día llamamos vitíligo se consideraban antiestéticas. Al parecer, los curanderos egipcios machacaban una planta similar al perejil actual y frotaban las zonas afectadas con las hojas machacadas. La exposición a la radiación solar producía una especie de quemadura grave sólo en las zonas tratadas. Al calmarse el eritema, las zonas que antes estaban despigmentadas quedaban hipercoloreadas."5
Pero cuando nos referimos al antiguo Egipto del Valle del Nilo y su contribución a la medicina natural y la fitoterapia, no estamos hablando sólo de Egipto: hablamos de todo un continente que ocupaba más de 6.000 kilómetros de la geografía africana. Muchas tribus y pueblos africanos contribuyeron a esa sabiduría médica y natural, como por ejemplo Sudán, Etiopía, Nigeria, Mali, Libia y otras naciones africanas. De alguna manera, el Valle del Nilo se convirtió en una especie de Gran Vía cultural y en un extraordinario destino para incrementar nuestra sabiduría y conocimiento.
En África surgió el primer sistema organizado del mundo de la ciencia médica y la fitoterapia. Eran conocimientos muy profundos y gran parte de ellos pasaron de los egipcios a los fenicios, yorubas, la India, Siria, Babilonia, Oriente Medio, Grecia, Roma y de los romanos a Europa Occidental. Las tres grandes medicinas naturalistas (el Ayurbeda, la medicina tradicional china y la fitoterapia occidental) tienen su origen en los conocimientos atesorados por los sacerdotes y sabios del Valle del Nilo. En mi opinión, cuando esta colosal obra esté completa, se obtendrá una información que asombrará a la Humanidad.
Desde sus inicios, la civilización del Valle del Nilo creó un modo de vida básico que atraía a maestros y sacerdotes de otras partes de África, enriqueciendo constantemente la variada composición original del Valle del Nilo. Cuando el pueblo yoruba llegó al Valle del Nilo siguiendo al profeta Orunmila, los sacerdotes acumulaban ya siglos de conocimientos sobre medicina y plantas. Los yoruba se empaparon de este tesoro de sabiduría y lo incorporaron a sus propias costumbres religiosas y culturales. Pero lo más importante en lo que a la evolución de la medicina yoruba se refiere, es que la sabiduría egipcia, unida a los conocimientos aprendidos anteriormente del pueblo Nok, dio lugar a las prácticas fitoterapéuticas yoruba.
Desde un punto de vista conceptual, el Osain es una religión, una filosofía y una ciencia. De este concepto parte la idea de que la unidad con la Esencia Creadora lleva a la integridad de la esencia humana. Los buscadores o aspirantes del Osain o medicina yoruba buscan la alineación (salud equilibrada) con su ser espiritual (realidad inmortal) y su relación con la Causa Divina, que se consigue con hierbas, baños espirituales, una vida recta, dieta, rituales y crecimiento interior, indispensables para llevar una vida saludable y feliz. Como vemos, el Osain es un viaje divino a nuestro Yo interior que comprende todos los aspectos de la vida.
El Ifa Corpus (Inteligencia Cósmica), texto revelado por Orunmila, antiguo profeta de los Yoruba, es la piedra angular de la medicina Osain. Orunmila vio que el ser humano es dual por naturaleza. Gracias a él, comprendemos que el estudio de lo animado y lo inanimado, lo manifiesto y lo oculto, lo visible y lo invisible nos conduce a verdades fundamentales sobre los procesos de crecimiento y ciclos vitales de los árboles y las plantas, la vida de los insectos y los animales, y la naturaleza humana. Los principios de la cosmología yoruba fueron evolucionando siguiendo las enseñanzas de Orunmila: "El Ser que Existe por Sí Mismo (Oludumare) o Fuente Única, responsable de la creación y existencia del cielo y la tierra, y el hombre y la mujer, dio además vida a las divinidades y espíritus (Orisha), que están a su servicio y actúan como intermediarios entre los hombres y el Ser que Existe por Sí Mismo (Oludumare)."6
La materia y las fuerzas de la creación provienen del Ashe (la Naturaleza), creado por Oludumare con fines divinos. La unión de los Orisha (fuerzas angelicales) y el Aba (desarrollo humano) dio lugar al carácter dual del espíritu humano. La meta del hombre es alinear su conciencia terrenal con Ori (la cabeza física y espiritual) para conectar con su divinidad.
Para el pueblo yoruba, los Orisha son las fuerzas angelicales: Elegba, Obatala, Oshun, Ogun, Yemoja, Shango y Oya, entre otros muchos. En el contexto médico, cada Orisha requiere hierbas y alimentos especiales para que salgan a la luz su energía y fuerza vital y se pongan de manifiesto sus cualidades. Tal "manifestación" exige un doble esfuerzo, ya que el curandero debe seguir determinadas directrices y prácticas para curar o corregir eficazmente el desequilibrio de la salud física.
El término "Orisha" es la combinación de dos palabras yoruba (según he descubierto, la raíz proviene del nombre del dios egipcio Osiris, que tenía diversos significados, "Osh" significa muchos e "iri" hacer o muchos ojos. Osiris era también sinónimo de Omnisciente). "Ori" es la parte reflexiva de conciencia humana arraigada a la esencia humana y "sha" es la facultad fundamental de dicha conciencia de alcanzar o integrarse en la conciencia divina.7 A partir de esta idea, llegamos a la conclusión de que con el aliento correcto de la conciencia humana, el hombre puede curarse a sí mismo mediante el uso de hierbas y alimentos como inductores especiales. Desde este punto de vista, los Orisha contribuyen al desarrollo del (iwa-pele) o carácter equilibrado. Ésta es la principal premisa de la medicina yoruba. La conexión entre la conciencia de una persona (Ori) y su comportamiento (iwa-pele) se considera una forma de mantener una actitud correcta hacia la nutrición y la vida con vistas a protegerse contra la enfermedad (espíritus malignos).
Según la teoría del Ifa Corpus, la enfermedad es causada por unas fuerzas opresivas denominadas "ajogun". Los Orisha son espíritus caídos del cielo para luchar contra la naturaleza humana para elevarla y purificarla. Los "ajogun" son seres "demoníacos". Son fuerzas divinas y terrenales que tienen la destructora intención de dañar el cuerpo humano. El cometido del Oloogun (curandero) es ayudar al paciente a sobreponerse a las fuerzas malignas que trastornan su salud.
Para comprender el uso africano de las fuerzas espirituales y demoníacas en la medicina, es importante entender que este concepto se usa como una mera herramienta cósmica para explicar fenómenos físicos de una forma que es exclusiva del pensamiento africano. Cuando los europeos llegaron a África y vieron a los africanos bailando danzas frenéticas con sus cuerpos cubiertos de ceniza, no los comprendieron y los tildaron de primitivos, salvajes y atrasados. No vieron la conexión entre el Creador, los espíritus y su manifestación en la naturaleza como sí la habían visto los africanos. La mentalidad occidental no lo entendió por su materialista forma ver las cosas.
Dado que en el sistema Osain existen numerosos Orisha con distintos fines, nos centraremos únicamente en los Erinle-Orisha, los Orisha de la medicina. Los siete Orisha principales se describen en la Tabla 1. (Sin duda, para los siete Orisha, los yoruba se inspiraron en el concepto egipcio de los siete orificios de la cabeza.)


En el organismo, los Erinle-Orisha son una especie de energía metabólica que activa o estimula los demás Orisha. Cada Orisha se caracteriza por determinados atributos y se encarga de unas funciones y órganos específicos. Cada uno de ellos tiene una doble fuerza con un componente ajogun (fuerza maligna) y otro Orisha (fuerza positiva). Existen emplazamientos o zonas especiales en el organismo en los que los Orisha pueden acumularse o causar trastornos o enfermedades. Por ello es importante utilizar el remedio de hierbas adecuado para corregir cada trastorno.


Orisha Correspondencias físicas
Obatala cerebro, huesos, fluidos blancos del organismo
Elegba sistemas nerviosos simpático y parasimpático
Yemoja útero, hígado, pechos, nalgas
Oshun sistema circulatorio, aparato digestivo, sistema excretor, región púbica (femenina)
Ogun corazón, riñón (glándulas suprarrenales), tendones y nervios
Shango sistema reproductor (masculino), médula ósea y fuerza vital o chi
Oya pulmones, conductos bronquiales, membranas mucosas

EWE (Hierbas)
El uso de hierbas y plantas (denominadas ewe en yoruba) tiene suma importancia. Las hierbas se recogen por sus virtudes medicinales y espirituales. En Yorubaland, las hierbas las recogen el Oloogun o distintos herbolarios que viven en las regiones en las que se practica el Osain. Para conseguir hierbas, la gente tiene dos opciones: recogerlas o adquirirlas en el mercado del pueblo. En América y en el Caribe, los curanderos del Osain utilizan también las hierbas como remedios medicinales. En África, los Oloogun o sacerdotes y los adeptos al Osain recogen hierbas para remedios medicinales, baños y artefactos religiosos. Dada la extendida práctica del Osain en el Nuevo Mundo, muchos nigerianos y otros africanos han empezado a montar tiendas de hierbas. Cada vez son más las hierbas africanas que se pueden adquirir en América. Se dice que las ewe (hierbas) son para "curar las Naciones" y en muchas herboristerías se venden en polvo, en hojas y en cápsulas. Normalmente se aconseja a los partidarios de las prácticas tradicionales del Osain que, para curarse, recurran antes a los remedios de hierbas que a los fármacos alopáticos occidentales. Son muchos los libros publicados sobre herbología, por lo que se recomienda investigar las distintas posibilidades del uso de hierbas. En la Tabla 3 se recogen varias directrices y ejemplos de ewe con sus correspondencias Orisha. Eso sí, si se es un principiante, conviene pedir consejo antes de empezar a elaborar preparados con hierbas. Lo mejor es ponerse en manos de sacerdotes o herboristas cualificados para iniciar el proceso de curación antes de ponerse a probar las propiedades y virtudes de las hierbas.
A continuación, se explica la forma recomendada de preparar las hierbas: Las hierbas pueden combinarse con otras hierbas. Se echan las hierbas en un cazo de agua hirviendo a fuego lento (para preparar una decocción). Se dejan las hierbas en el agua unos treinta minutos, se cuelan y se procede como con una infusión normal. En ocasiones, las soluciones de hierbas se utilizan diluidas como enemas. Los enemas son de los tratamientos más eficaces para limpiar el colon, donde se originan numerosas enfermedades. En el Osain, nunca se debe echar azúcar a las soluciones de hierbas, pero se puede echar miel con un poco de limón.
Diagnóstico y tratamiento
Como se puede ver, disponemos de un útil sistema de clasificación aplicable a todos los niveles de enfermedad y tratamiento. Veamos un ejemplo para comprender la aplicación del Osain. Nuestro paciente es una persona con un trastorno bronquiopulmonar que tose y escupe una mucosidad blanca. El modo de proceder en el Osain sería determinar qué Orishas están desajustados. Esto se hace estudiando los síntomas que presenta el paciente y localizando las principales zonas del organismo en las que se da el desajuste (enfermedad). Nuestro paciente parece tener desajustados los Orisha "Oya" y "Obatala". El Orisha Oya controla los pulmones, los conductos bronquiales y las membranas mucosas. El Orisha Obatala es el responsable de los fluidos blancos del organismo y está situado en la zona de la garganta del Orisha/Obatala (también conocido en el Yaga como el 5º Chakra, véase el gráfico 3). El trastorno puede corregirse recetando al paciente consuelda y salvia en forma de infusión de hierbas o aplicadas externamente mediante un baño espiritual.
Este ejemplo refleja a la perfección el tratamiento holístico que defiende el Osain. Las causas emocionales y espirituales de la enfermedad se toman en cuenta para aplacar las fuerzas negativas (ajogun) y se completa la cura con las prácticas religiosas yoruba tradicionales, que incluyen hierbas, baños espirituales, sacrificios simbólicos, cánticos, danzas, oraciones y cambios en la dieta.
Para algunos, la línea que separa "medicina" y "superstición" en los rituales de las artes curativas yoruba es muy fina. El arte de la medicina, entendido según los curanderos yoruba, incluye prácticas mediante las cuales los seres humanos esperaban poder entender y controlar las fuerzas del universo. El mito, la leyenda, la expresión corporal, el ritual, la danza, etcétera, son el vehículo de profundos conocimientos sobre la experiencia humana. Toda cultura hunde sus raíces en conceptos esotéricos, filosofías y prácticas religiosas. El uso constructivo de arquetipos espirituales infunde valor al hombre e intensifica su vida hasta cotas sorprendentes. Un estudio minucioso de la Historia demostrará que el origen de los europeos está rodeado de tabúes, supersticiones y creencias míticas. Los chinos consideraban unos bárbaros a los occidentales y hasta hace muy poco no han mostrado interés en aprender nada de ellos.
Los yoruba creían que los Orisha del mundo celestial eran emanaciones de Oludumare (La Fuente Única), que concibió el universo mediante emanaciones, por lo que es posible conciliar la multiplicidad con la unidad de dios. La Fuente Única es la Causa Primera o el Creador, el Ser necesario en el que esencia y existencia son uno. Por medio de ensalmos, tambores, danzas y hierbas especiales, uno puede comunicarse con el cuerpo humano despertando los Orisha interiores y recuperar la unidad, la luz espiritual y la salud.
La medicina occidental se dedica a eliminar los síntomas que se manifiestan en el cuerpo físico, mientras que la yoruba busca la eliminación de la raíz del problema. Todas las enfermedades son el resultado de un desequilibrio de los aspectos espirituales, mentales y físicos del cuerpo. El curandero yoruba que intenta sanar a una persona de unos síntomas, tiene que disipar las energías negativas. A menos que dé con la causa de la enfermedad y la trate, ésta volverá a aparecer.
Toda curación total de una dolencia conlleva un cambio de "conciencia" (Ori) en el que el paciente reconoce la raíz del trastorno y no quiere, o se ve obligado a perturbar su dolor. Los médicos occidentales, al mitigar el dolor con fármacos, le quitan al paciente temporalmente la motivación (iwa-pele) por buscar la verdadera curación. No obstante, como prevalece el estado de conciencia del paciente, volverá a violar la misma ley natural y tendrá otra oportunidad de verse motivado en la forma de una nueva dolencia y aprender en qué se está equivocando. Si escuchamos a nuestro cuerpo, nos enseñará cuanto debemos saber para recuperar el equilibrio.
Integración de la medicina yoruba en la herbología mundial
En este ensayo he intentado cumplir la primera parte de una grata misión que me propuse en un arrebato hace unos dos años: integrar la medicina africana en el esquema general de la herbología mundial. No es exagerado afirmar que eso no habría sido posible sin trabajo pionero del Dr. Michael Tierra. Mi propósito era completar el formidable trabajo realizado por el Dr. Tierra al integrar las filosofías orientales y occidentales y los principios de las herbologías china, japonesa, ayurvédica y de los indios norteamericanos.
Tras un estudio minucioso de los principios naturales vigentes en la medicina africana, me di cuenta de la fundamental unidad y similitud existente entre otras medicinas naturalistas, concretamente, el Ayurveda, la de los indios norteamericanos, la occidental y la china. Esto se debe en parte a los vínculos culturales e históricos entre dichos sistemas. Con todo, cabe recordar que el contacto entre culturas ha desencadenado enormes explosiones creativas en medicina y filosofía. La medicina india oriental nació del contacto entre los Black Dalilia (los Intocables Negros) y los indoeuropeos. La medicina china adoptó algunos de sus principios del contacto con Egipto. La medicina japonesa nació del contacto con la cultura china, y la fitoterapia occidental surgió del contacto entre los antiguos sacerdotes griegos y egipcios. Y éstos son sólo algunos ejemplos que considero apasionantes e interesantes.
Detengámonos un momento en la correspondencia entre la medicina occidental y el sistema egipcio. La teoría hipocrática de los humores tiene su origen en los Principios Mágicos egipcios (véase el gráfico 1). La base de esta teoría era la creencia de que el cuerpo humano estaba hecho de los cuatro elementos de los que estaba compuesto todo el mundo material: fuego, aire, tierra y agua. También se creía que cada elemento poseía unas cualidades específicas: caliente, seco, húmedo y frío. Estos elementos podían combinarse de más de una manera y las distintas combinaciones daban lugar a diferentes temperamentos y "humores". El correcto equilibrio de los elementos mantenía la salud del cuerpo y los desequilibrios desembocaban en enfermedades que requerían de la magia curativa del curandero. Los sacerdotes yoruba adoptaron este mismo sistema con ligeras modificaciones. En el sistema yoruba, los cuatro elementos eran: Shango (el fuego), Oya (el aire), Yemoja (el agua) y Elegba (el Ashe o la tierra).
La medicina tradicional china concede particular importancia al equilibrio del qi o energía vital. Existen 12 principales meridianos o caminos para el qi y cada uno está asociado a un órgano o a una función vital. Dichos meridianos forman una red invisible que lleva el qi a todos los tejidos del cuerpo. En el sistema yoruba, los principales meridianos son los 7 Orisha. El flujo de energía vital está representado por Ogun, que es la divinidad que despeja los caminos, en especial las obstrucciones de energía vital en diversos puntos del cuerpo (véase la Tabla 1). Tras un estudio minucioso, se hace evidente que las fuerzas Orisha se corresponden fácilmente con el concepto chino del qi. Además, en la medicina tradicional china, la energía vital presenta dos partes: el Yin y el Yang, que representan los opuestos masculino y femenino, celestial y terrenal. Los equivalentes teóricos del Yin y el Yang en la cultura yoruba son Oshun (divinidad de la esencia femenina) y Shango (divinidad de la virilidad y la masculinidad). Es interesante resaltar que de la misma manera que el Yin representa lo fresco y el Yang lo caliente, Oshun representa el poder de curar con agua fría y la representación de Shango es el fuego (calor).
Lo que mejor describe el equilibrio físico y espiritual de la medicina yoruba es el concepto del "Aba" o desarrollo humano. El Aba es un círculo central que está alineado con los siete Orisha, representados a su vez por círculos más pequeños de colores opuestos, blancos o negros. Los círculos pequeños representan la naturaleza cambiante de los Orisha (espíritus) y ajogun (demonios), y cada Orisha demuestra tener el potencial para transformarse en su correspondiente demonio (o enfermedad) (véase el gráfico 4). Al curandero africano le corresponde la tarea de alinear los Orisha internos, creencia que coincide con la creencia china de que el universo cambia constantemente a causa del Yin y el Yang.
En el sistema yoruba, los siete Orisha tienen muchos equivalentes o elementos complementarios que generan diversas cualidades o fuerzas espirituales. Esta relación recíproca, a su vez, da lugar a los cuatro elementos y otros atributos que influyen en el mundo físico (véase el gráfico 5).
Al igual que en las medicinas naturalistas china y occidental, el sistema yoruba incorpora estados emocionales y ambientales. Los sacerdotes yoruba creen que los Orisha se rigen por una ley de los deseos y pasiones humanos que, si se contraviene, impide que la persona obtenga el beneficio espiritual de los actos externos de los rituales. Los demonios o espíritus malignos penetran en el cuerpo a través de los cinco sentidos, la imaginación y el apetito carnal. Los chinos ven también en las "siete emociones" las causas de la enfermedad. Las "siete emociones" o "vicios malignos" guardan cierta relación con "la ley de los deseos y pasiones humanos" de la medicina yoruba. Así, por ejemplo, según el sistema yoruba, alguien con sentimiento de culpa puede generar numerosos espíritus malignos o enfermedades. El Orisha Elegba es el principal negociador entre las fuerzas negativas y positivas del organismo. El sentimiento de culpa puede poner al Elegba en una disposición negativa, y éste, a su vez, puede afectar a los sistemas nerviosos simpático y parasimpático. Físicamente, esa disposición negativa puede ocasionar trastornos digestivos crónicos y la debilitación del sistema inmunológico.


El Oloogun (sacerdote) puede recetar al paciente distintas combinaciones de hierbas para que las eche en un baño espiritual para limpiar a la persona de las influencias negativas que afectan a la esencia de su aura. El baño espiritual se acompaña de oraciones y ensalmos destinados especialmente a ayudar a conjurar los espíritus negativos. Al igual que en la medicina tradicional china, los sacerdotes yoruba curan los síntomas físicos tratando el vicio emocional que ha dado origen a la enfermedad. Como otras medicinas tradicionales antiguas, la medicina yoruba se centra en la persona y en los desequilibrios que pueden contribuir o causar la enfermedad.
A continuación, compararemos el Ayurveda y los principios yoruba. Como verán, existen numerosos paralelismos entre ambos sistemas. Como he señalado con anterioridad, desde el punto de vista racial y lingüístico, indios orientales y africanos comparten un origen común que se remonta a los antiguos sumerios, babilonios, egipcios, fenicios y dravidianos. El Ayurveda fue evolucionando en un contexto de contacto e influencia mutuos entre esas sociedades antiguas. Cabe destacar la asombrosa similitud entre las terminologías yoruba y ayurvédica, con frecuentes coincidencias fonéticas y semánticas, y similitudes ortográficas. Es poco probable que las similitudes en los nombres sean pura coincidencia:

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