La mujer la homoxesualidad, el genero y la religión...Conferencia Ifashade.
Algunos dicen: “Mi religión es mejor que su religión”…Y luego exclaman: “Hay sólo un Dios”...Pero, nos preguntamos, ¿cómo puede haber un Dios que envía una religión mejor que la otra? Si todo viene de un Dios, ¿cómo una religión puede ser mejor que la otra..? Y, aquí debemos decirnos: “los humanos hemos sido los que hemos establecido estas diferencias justamente por no comprender a Dios…Y, justamente por la misma razón, también hemos sido los que hemos marginado a la mujer…”
Las diferencias entre el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres. Las diferencias de manera de pensar, obrar y valorarse a sí mismos son el producto de la cultura de un país y de una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas una serie de características que se explican por las conveniencias de las estructuras sociales de dicha sociedad.
Se debe dejar libertad de elección a cada cual sobre el tipo de "género" al que quieren pertenecer, todos igualmente válidos. Esto hace que hombres y mujeres heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas, y los bisexuales sean simplemente modos de comportamiento sexual producto de la elección de cada persona, libertad que todos los demás debemos respetar. Toda la moral debe quedar librada a la decisión del individuo y debe desaparecer la diferencia entre lo absurdamente permitido y lo prohibido en esta materia.
Y, ésto claro está, es basándome en que el género es una construcción cultural (no necesariamente biológica); por consiguiente no es ni resultado causal del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo. Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras; en consecuencia en sentido subjetivo hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino.
Estas palabras que podrían parecer tomadas de un cuento de ciencia ficción, pero no son otra cosa que un extracto del libro "Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity" (El Problema del Género: el Feminismo y la Subversión de la Identidad") de la feminista radical Judith Butler, que viene siendo utilizado desde hace varios años como libro de texto en diversos programas de estudios en prestigiosas universidades del mundo, en donde la perspectiva de género viene siendo ampliamente promovida en contraposición con el hábito socio-sexista aún imperante en la mayoría de las sociedades.
Mientras, muchos podrían seguir considerando el término género como simplemente una forma cortés de decir sexo, y por ende considerando que género se refiere a seres humanos masculinos y femeninos, existen otros que desde hace ya varios años han decidido difundir toda una "nueva perspectiva" del término. Esta perspectiva, para sorpresa de muchos, se refiere al término género como "roles socialmente construidos.
El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo.
El sentido del término género ha evolucionado, diferenciándose de la palabra sexo para expresar la realidad de que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambio. No existe un hombre natural o una mujer natural, no hay conjunción de características o de una conducta exclusiva de un sólo sexo, ni siquiera en la vida psíquica, así, la inexistencia subjetiva de una esencia femenina o masculina nos permite rechazar la supuesta superioridad de uno u otro sexo, y cuestionar en lo posible, si realmente existen unicamente las dos formas naturales de sexualidad humana que siempre se le han atribuido a la humanidad, a saber: masculino y femenino...
El sosten de la teoría del genero podría basarse en los siguientes aspectos:
. Hegemonía o Hegemónico: Ideas o conceptos aceptados universalmente como naturales, pero que en realidad son construcciones sociales.
. Desconstrucción: La tarea de denunciar las ideas y el lenguaje hegemónico (es decir aceptados universalmente como naturales), con el fin de persuadir a la gente sobre la realidad de que sus percepciones de la realidad social humana son construcciones sociales.
. Patriarcado, Patriarcal: Institucionalización del control masculino sobre la mujer, los hijos y la sociedad, que perpetúa la posición subordinada de la mujer.
- Perversidad Polimorfa, sexualmente polimorfo: Los hombres y las mujeres no sienten atracción “racional” por personas del sexo opuesto por naturaleza, sino más bien por un condicionamiento de la sociedad. Así, el deseo biológico sexual puede dirigirse a cualquiera independientemente de su condición genética.
- Heterosexualidad Obligatoria: Se fuerza a las personas a pensar que el mundo está dividido en dos sexos que se atraen sexualmente uno al otro.
- Preferencia u Orientación Sexual: Existen diversas formas de sexualidad -incluyendo homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y trasvestis- como equivalentes a aberraciones de la sexualidad, en vez de ser percibidos estos modelos como manifestaciones de heterosexualidad.
- Homofobia: Temor a relaciones con personas del mismo sexo; personas prejuiciadas en contra de los homosexuales. (El término se basa en la noción de que el prejuicio contra los homosexuales tiene sus raíces en el ensalzamiento de las tendencias homosexuales).
La humanidad hasta ahora ha acuñado términos. Así cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación nos convertimos en lo que la cultura piensa que cada uno es -femenino o masculino-. Aunque muchos crean que el hombre y la mujer son expresión natural de un plano genético, el género es producto de la cultura y el pensamiento humano, una construcción social que crea la verdadera naturaleza de todo individuo.
La teoría del "feminismo de género" se basa en una interpretación neo-marxista de la historia. Comienza con la afirmación de Marx, de que toda la historia es una lucha de clases, de opresor contra oprimido, en una batalla que se resolverá solo cuando los oprimidos se percaten de su situación, se alcen en revolución e impongan una dictadura de los oprimidos. La sociedad será totalmente reconstruida y emergerá la sociedad sin clases, libre de conflictos, que asegurará la paz y prosperidad utópicas para todos.
Así, el primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino.
Pero, asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de niños. La meta definitiva de la emancipación feminista debe ser igualmente no simplemente acabar con el privilegio masculino sino con la distinción de sexos misma: entonces las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarían culturalmente, porque a partir de entonces nos clasificaríamos por generos.
Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado un intento –quimérico o no- por sobrepasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la Naturaleza. De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella.
Los defensores del feminismo de genero debemos hallar modos de apoyo para que la mujer identifique sus intereses con la mujer, antes que con sus deberes personales hacia el hombre en el contexto de la familia. Esto requiere establecer una cultura feminista revolucionaria auto-definida de la mujer, que pueda sostener a la mujer, ideológica y materialmente fuera del patriarcado. Las redes de soporte contra-hegemónico material y cultural pueden proveer substitutos mujer-identificados de la producción sexo-afectiva patriarcal, que proporcionen a las mujeres mayor control sobre sus cuerpos, su tiempo de trabajo y su sentido de sí mismas.
Y, cuando hablo de género me refiero a los roles y responsabilidades de la mujer y del hombre que son determinados socialmente. El género se relaciona a la forma en que se nos percibe, y se espera que pensemos y actuemos como mujeres y hombres, por la forma en que la sociedad está organizada, no por nuestras diferencias biológicas.
Observando desde la "perspectiva de género" insisto en decir que toda relación o actividad de los seres humanos es resultado de una "construcción social" que hasta ahora ha otorgado al hombre una posición superior en la sociedad y a la mujer una inferior. Según esta perspectiva, el progreso de la mujer requiere que se libere a toda la sociedad de esta "construcción social", de modo que el hombre y la mujer sean iguales. Entonces el progreso de la mujer requiere que se libere a toda la sociedad de esta "construcción social", de modo que el hombre y la mujer sean iguales.
La forma en que se propaga la especie, además de ser primariamente biológica, fundamentalmente es determinada socialmente. Si biológicamente la gente fuera sexualmente polimorfa y la sociedad estuviera organizada de modo que se permitiera por igual toda forma de expresión sexual, la reproducción sería resultado sólo de algunos encuentros sexuales: los heterosexuales. La división estricta del trabajo por sexos, un invento social común a toda sociedad conocida, crea dos géneros muy separados y la necesidad de que el hombre y la mujer se junten por razones económicas. Contribuye así a orientar sus exigencias sexuales hacia la realización heterosexual, y a asegurar la reproducción biológica. En sociedades más imaginativas, la reproducción biológica podría asegurarse con otras técnicas.
Llegados a este punto no habría presunciones sobre roles masculino o femenino; dar a luz estaría conceptualmente tan distante de la crianza infantil, que sería motivo de asombro que hombres y mujeres no fueran igualmente responsables de las áreas domésticas, o que los hijos pasaran mucho más tiempo con uno de los padres que con el otro. Sería un futuro en el que hombres y mujeres participen en número aproximadamente igual en todas las esferas de la vida, desde el cuidado de los infantes hasta el desempeño político de más alto nivel, incluyendo los más diversos tipos de trabajo asalariado. Esto contribuiría a promover la justicia en toda nuestra sociedad, haciendo así de la familia un sitio mucho más apto para que los hijos desarrollen un sentido de justicia.
La educación es una estrategia importante para cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad. Y, creo que la perspectiva del género debería integrarse en los programas educativos. Deberían eliminarse los estereotipos en los textos escolares y conscientizar en este sentido a los maestros, para asegurar así que niñas y niños hagan una selección profesional informada, y no en base a tradiciones prejuiciadas sobre el género.
El final del estereotipado concepto actual de familia biológica eliminaría también la necesidad de la represión sexual. La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verían en la forma liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal, en vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serían abandonadas: la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecería. La humanidad podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente “perversa” en natural...Y, esto sería una manera de aceptar respetuosa y tácitamente La Obra del Creador, o de La Creadora...
Si la meta fuese acabar con la división sexual del trabajo en la cual la mujer maternaliza, tenemos que entender en primer lugar los mecanismos que la reproducen. Mi recuento indica exactamente el punto en el que debe intervenirse. Cualquier estrategia para el cambio cuya meta abarque la liberación de las restricciones impuestas por una desigual organización social por géneros, debe tomar en cuenta la necesidad de una reorganización fundamental del cuidado de los hijos, para que sea compartido igualmente por hombres y mujeres.
Y, llegados a este punto me atrevo a decir que los sexos ya no son dos, sino cinco, y por tanto no se debería hablar de hombre y mujer, sino de mujeres heterosexuales, mujeres homosexuales, hombres heterosexuales, hombres homosexuales y bisexuales. Porque, agrupados los seres humanos por sus preferencias sexuales naturales -¡obra del mismo Olodumare!-, el propio instinto sexual de cada cual le insertaría automáticamente en uno de estos cinco grupos...Porque de momento no hay más.
Y, llevando todo lo expuesto al nivel religioso debemos reconocer que en este mundo nuestro nada ha hecho más por constreñir a la mujer que los credos y las enseñanzas religiosas. Toda forma de fundamentalismo, sea político, religioso o cultural, excluye a la mujer de normas de derechos humanos de aceptación internacional, y la convierten en blanco de violencia extrema. Y, la eliminación de estas prácticas debe ser preocupación de toda la comunidad internacional.
El surgimiento de toda forma de fundamentalismo religioso se considera como una especial amenaza al disfrute por parte de la mujer de sus derechos humanos y a su plena participación en la toma de decisiones a todo nivel en la sociedad. Es por ello que debe capacitarse a las mujeres mismas, y dárseles la oportunidad de determinar lo que sus culturas, religiones y costumbres significan para ellas...Y, sus decisiones al respecto deben ser absolutamente respetadas por todos.
A fin de cuentas la religión es un invento humano, y las religiones principales fueron inventadas por hombres y en ellas se observan veladas intenciones discriminativas que tienden a oprimir a las mujeres. Por ello, sería muy justo postular la re-imagen de Dios también como Sophia: Sabiduría femenina...En ese sentido, debemos proponer descubrir y adorar no sólo a Dios, sino, alternativamente a esta entidad Suprema también como a una Diosa...¿Porqué Dios tiene que ser necesariamente masculino..? ¿Porqué no ha de ser femenino..? ¿Acaso alguien a ciencia cierta lo sabe y sería capaz de demostrarlo..?
Las mujeres también podrían decir con todo derecho: “Encontré a Dios en mí misma y le amé intensamente”...Y, con esto estaría diciendo que el poder femenino es fuerte y creativo. Estaría diciendo que el principio divino, el poder salvador y sustentador, está en ella misma y que ya no verá al hombre o a la figura masculina como protector o salvador...¿Porqué no?
A modo de ejemplo puedo citar que los textos sagrados de todas las religiones no son revelación de inspiración verbal ni principios doctrinales debidamente probados, sino formulaciones históricas de los hombres. Análogamente, insisto en que casi todos los textos sagrados son producto de una cultura e historia patriarcal androcéntrica y discriminativa.
El mismo cristianismo –por poner tan sólo un ejemplo- es una teología abusiva que glorifica el sufrimiento. ¿Cabe asombrarse de que haya mucho abuso en la sociedad occidental moderna actual, cuando la imagen teológica dominante de la cultura religiosa mundial es el abuso divino de Jesus (por Dios Padre que exige y efectúa el sufrimiento y la muerte de su propio hijo?)... Creo, por tanto, que si el cristianismo ha de ser liberador del oprimido, debe primero liberarse del estigma de esta teología...La cual, a fin de cuentas, está escrita por hombres, no por dioses.
Y, observando esto último ya podemos deducir que si el propio hombre ha sido capaz de crucificar, torturar y asesinar al mismo Hijo de Dios, ¿qué no haría o habrá hecho con las simples mujeres..?
Todo esto evidencia la necesidad de una emancipación femenina drástica y definitiva en todos los aspectos sociales, y especialmente en el religioso, porque la justicia no puede esperar más para colocar a las mujeres en el lugar de equidad que les corresponde con relación a los hombres.
Por lo tanto, ni sexualidad, ni extraccion social, ni nada es justificable para seguir marginando a la mujer en la religión...En ninguna religión. Porque sólo hay un cielo, y éste deberá ser accesible por igual tanto a hombres como a mujeres, independientemente del genero en el que cada cual haya decidido por su libre albedrío insertarse...
Las diferencias entre el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres. Las diferencias de manera de pensar, obrar y valorarse a sí mismos son el producto de la cultura de un país y de una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas una serie de características que se explican por las conveniencias de las estructuras sociales de dicha sociedad.
Se debe dejar libertad de elección a cada cual sobre el tipo de "género" al que quieren pertenecer, todos igualmente válidos. Esto hace que hombres y mujeres heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas, y los bisexuales sean simplemente modos de comportamiento sexual producto de la elección de cada persona, libertad que todos los demás debemos respetar. Toda la moral debe quedar librada a la decisión del individuo y debe desaparecer la diferencia entre lo absurdamente permitido y lo prohibido en esta materia.
Y, ésto claro está, es basándome en que el género es una construcción cultural (no necesariamente biológica); por consiguiente no es ni resultado causal del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo. Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras; en consecuencia en sentido subjetivo hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino.
Estas palabras que podrían parecer tomadas de un cuento de ciencia ficción, pero no son otra cosa que un extracto del libro "Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity" (El Problema del Género: el Feminismo y la Subversión de la Identidad") de la feminista radical Judith Butler, que viene siendo utilizado desde hace varios años como libro de texto en diversos programas de estudios en prestigiosas universidades del mundo, en donde la perspectiva de género viene siendo ampliamente promovida en contraposición con el hábito socio-sexista aún imperante en la mayoría de las sociedades.
Mientras, muchos podrían seguir considerando el término género como simplemente una forma cortés de decir sexo, y por ende considerando que género se refiere a seres humanos masculinos y femeninos, existen otros que desde hace ya varios años han decidido difundir toda una "nueva perspectiva" del término. Esta perspectiva, para sorpresa de muchos, se refiere al término género como "roles socialmente construidos.
El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo.
El sentido del término género ha evolucionado, diferenciándose de la palabra sexo para expresar la realidad de que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambio. No existe un hombre natural o una mujer natural, no hay conjunción de características o de una conducta exclusiva de un sólo sexo, ni siquiera en la vida psíquica, así, la inexistencia subjetiva de una esencia femenina o masculina nos permite rechazar la supuesta superioridad de uno u otro sexo, y cuestionar en lo posible, si realmente existen unicamente las dos formas naturales de sexualidad humana que siempre se le han atribuido a la humanidad, a saber: masculino y femenino...
El sosten de la teoría del genero podría basarse en los siguientes aspectos:
. Hegemonía o Hegemónico: Ideas o conceptos aceptados universalmente como naturales, pero que en realidad son construcciones sociales.
. Desconstrucción: La tarea de denunciar las ideas y el lenguaje hegemónico (es decir aceptados universalmente como naturales), con el fin de persuadir a la gente sobre la realidad de que sus percepciones de la realidad social humana son construcciones sociales.
. Patriarcado, Patriarcal: Institucionalización del control masculino sobre la mujer, los hijos y la sociedad, que perpetúa la posición subordinada de la mujer.
- Perversidad Polimorfa, sexualmente polimorfo: Los hombres y las mujeres no sienten atracción “racional” por personas del sexo opuesto por naturaleza, sino más bien por un condicionamiento de la sociedad. Así, el deseo biológico sexual puede dirigirse a cualquiera independientemente de su condición genética.
- Heterosexualidad Obligatoria: Se fuerza a las personas a pensar que el mundo está dividido en dos sexos que se atraen sexualmente uno al otro.
- Preferencia u Orientación Sexual: Existen diversas formas de sexualidad -incluyendo homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y trasvestis- como equivalentes a aberraciones de la sexualidad, en vez de ser percibidos estos modelos como manifestaciones de heterosexualidad.
- Homofobia: Temor a relaciones con personas del mismo sexo; personas prejuiciadas en contra de los homosexuales. (El término se basa en la noción de que el prejuicio contra los homosexuales tiene sus raíces en el ensalzamiento de las tendencias homosexuales).
La humanidad hasta ahora ha acuñado términos. Así cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación nos convertimos en lo que la cultura piensa que cada uno es -femenino o masculino-. Aunque muchos crean que el hombre y la mujer son expresión natural de un plano genético, el género es producto de la cultura y el pensamiento humano, una construcción social que crea la verdadera naturaleza de todo individuo.
La teoría del "feminismo de género" se basa en una interpretación neo-marxista de la historia. Comienza con la afirmación de Marx, de que toda la historia es una lucha de clases, de opresor contra oprimido, en una batalla que se resolverá solo cuando los oprimidos se percaten de su situación, se alcen en revolución e impongan una dictadura de los oprimidos. La sociedad será totalmente reconstruida y emergerá la sociedad sin clases, libre de conflictos, que asegurará la paz y prosperidad utópicas para todos.
Así, el primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino.
Pero, asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de niños. La meta definitiva de la emancipación feminista debe ser igualmente no simplemente acabar con el privilegio masculino sino con la distinción de sexos misma: entonces las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarían culturalmente, porque a partir de entonces nos clasificaríamos por generos.
Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado un intento –quimérico o no- por sobrepasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la Naturaleza. De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella.
Los defensores del feminismo de genero debemos hallar modos de apoyo para que la mujer identifique sus intereses con la mujer, antes que con sus deberes personales hacia el hombre en el contexto de la familia. Esto requiere establecer una cultura feminista revolucionaria auto-definida de la mujer, que pueda sostener a la mujer, ideológica y materialmente fuera del patriarcado. Las redes de soporte contra-hegemónico material y cultural pueden proveer substitutos mujer-identificados de la producción sexo-afectiva patriarcal, que proporcionen a las mujeres mayor control sobre sus cuerpos, su tiempo de trabajo y su sentido de sí mismas.
Y, cuando hablo de género me refiero a los roles y responsabilidades de la mujer y del hombre que son determinados socialmente. El género se relaciona a la forma en que se nos percibe, y se espera que pensemos y actuemos como mujeres y hombres, por la forma en que la sociedad está organizada, no por nuestras diferencias biológicas.
Observando desde la "perspectiva de género" insisto en decir que toda relación o actividad de los seres humanos es resultado de una "construcción social" que hasta ahora ha otorgado al hombre una posición superior en la sociedad y a la mujer una inferior. Según esta perspectiva, el progreso de la mujer requiere que se libere a toda la sociedad de esta "construcción social", de modo que el hombre y la mujer sean iguales. Entonces el progreso de la mujer requiere que se libere a toda la sociedad de esta "construcción social", de modo que el hombre y la mujer sean iguales.
La forma en que se propaga la especie, además de ser primariamente biológica, fundamentalmente es determinada socialmente. Si biológicamente la gente fuera sexualmente polimorfa y la sociedad estuviera organizada de modo que se permitiera por igual toda forma de expresión sexual, la reproducción sería resultado sólo de algunos encuentros sexuales: los heterosexuales. La división estricta del trabajo por sexos, un invento social común a toda sociedad conocida, crea dos géneros muy separados y la necesidad de que el hombre y la mujer se junten por razones económicas. Contribuye así a orientar sus exigencias sexuales hacia la realización heterosexual, y a asegurar la reproducción biológica. En sociedades más imaginativas, la reproducción biológica podría asegurarse con otras técnicas.
Llegados a este punto no habría presunciones sobre roles masculino o femenino; dar a luz estaría conceptualmente tan distante de la crianza infantil, que sería motivo de asombro que hombres y mujeres no fueran igualmente responsables de las áreas domésticas, o que los hijos pasaran mucho más tiempo con uno de los padres que con el otro. Sería un futuro en el que hombres y mujeres participen en número aproximadamente igual en todas las esferas de la vida, desde el cuidado de los infantes hasta el desempeño político de más alto nivel, incluyendo los más diversos tipos de trabajo asalariado. Esto contribuiría a promover la justicia en toda nuestra sociedad, haciendo así de la familia un sitio mucho más apto para que los hijos desarrollen un sentido de justicia.
La educación es una estrategia importante para cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad. Y, creo que la perspectiva del género debería integrarse en los programas educativos. Deberían eliminarse los estereotipos en los textos escolares y conscientizar en este sentido a los maestros, para asegurar así que niñas y niños hagan una selección profesional informada, y no en base a tradiciones prejuiciadas sobre el género.
El final del estereotipado concepto actual de familia biológica eliminaría también la necesidad de la represión sexual. La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verían en la forma liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal, en vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serían abandonadas: la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecería. La humanidad podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente “perversa” en natural...Y, esto sería una manera de aceptar respetuosa y tácitamente La Obra del Creador, o de La Creadora...
Si la meta fuese acabar con la división sexual del trabajo en la cual la mujer maternaliza, tenemos que entender en primer lugar los mecanismos que la reproducen. Mi recuento indica exactamente el punto en el que debe intervenirse. Cualquier estrategia para el cambio cuya meta abarque la liberación de las restricciones impuestas por una desigual organización social por géneros, debe tomar en cuenta la necesidad de una reorganización fundamental del cuidado de los hijos, para que sea compartido igualmente por hombres y mujeres.
Y, llegados a este punto me atrevo a decir que los sexos ya no son dos, sino cinco, y por tanto no se debería hablar de hombre y mujer, sino de mujeres heterosexuales, mujeres homosexuales, hombres heterosexuales, hombres homosexuales y bisexuales. Porque, agrupados los seres humanos por sus preferencias sexuales naturales -¡obra del mismo Olodumare!-, el propio instinto sexual de cada cual le insertaría automáticamente en uno de estos cinco grupos...Porque de momento no hay más.
Y, llevando todo lo expuesto al nivel religioso debemos reconocer que en este mundo nuestro nada ha hecho más por constreñir a la mujer que los credos y las enseñanzas religiosas. Toda forma de fundamentalismo, sea político, religioso o cultural, excluye a la mujer de normas de derechos humanos de aceptación internacional, y la convierten en blanco de violencia extrema. Y, la eliminación de estas prácticas debe ser preocupación de toda la comunidad internacional.
El surgimiento de toda forma de fundamentalismo religioso se considera como una especial amenaza al disfrute por parte de la mujer de sus derechos humanos y a su plena participación en la toma de decisiones a todo nivel en la sociedad. Es por ello que debe capacitarse a las mujeres mismas, y dárseles la oportunidad de determinar lo que sus culturas, religiones y costumbres significan para ellas...Y, sus decisiones al respecto deben ser absolutamente respetadas por todos.
A fin de cuentas la religión es un invento humano, y las religiones principales fueron inventadas por hombres y en ellas se observan veladas intenciones discriminativas que tienden a oprimir a las mujeres. Por ello, sería muy justo postular la re-imagen de Dios también como Sophia: Sabiduría femenina...En ese sentido, debemos proponer descubrir y adorar no sólo a Dios, sino, alternativamente a esta entidad Suprema también como a una Diosa...¿Porqué Dios tiene que ser necesariamente masculino..? ¿Porqué no ha de ser femenino..? ¿Acaso alguien a ciencia cierta lo sabe y sería capaz de demostrarlo..?
Las mujeres también podrían decir con todo derecho: “Encontré a Dios en mí misma y le amé intensamente”...Y, con esto estaría diciendo que el poder femenino es fuerte y creativo. Estaría diciendo que el principio divino, el poder salvador y sustentador, está en ella misma y que ya no verá al hombre o a la figura masculina como protector o salvador...¿Porqué no?
A modo de ejemplo puedo citar que los textos sagrados de todas las religiones no son revelación de inspiración verbal ni principios doctrinales debidamente probados, sino formulaciones históricas de los hombres. Análogamente, insisto en que casi todos los textos sagrados son producto de una cultura e historia patriarcal androcéntrica y discriminativa.
El mismo cristianismo –por poner tan sólo un ejemplo- es una teología abusiva que glorifica el sufrimiento. ¿Cabe asombrarse de que haya mucho abuso en la sociedad occidental moderna actual, cuando la imagen teológica dominante de la cultura religiosa mundial es el abuso divino de Jesus (por Dios Padre que exige y efectúa el sufrimiento y la muerte de su propio hijo?)... Creo, por tanto, que si el cristianismo ha de ser liberador del oprimido, debe primero liberarse del estigma de esta teología...La cual, a fin de cuentas, está escrita por hombres, no por dioses.
Y, observando esto último ya podemos deducir que si el propio hombre ha sido capaz de crucificar, torturar y asesinar al mismo Hijo de Dios, ¿qué no haría o habrá hecho con las simples mujeres..?
Todo esto evidencia la necesidad de una emancipación femenina drástica y definitiva en todos los aspectos sociales, y especialmente en el religioso, porque la justicia no puede esperar más para colocar a las mujeres en el lugar de equidad que les corresponde con relación a los hombres.
Por lo tanto, ni sexualidad, ni extraccion social, ni nada es justificable para seguir marginando a la mujer en la religión...En ninguna religión. Porque sólo hay un cielo, y éste deberá ser accesible por igual tanto a hombres como a mujeres, independientemente del genero en el que cada cual haya decidido por su libre albedrío insertarse...
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