Poder y Religión

Aboru boye...

Los seres humanos tenemos una clara predisposición espiritual y psíquica hacia una notoria preferencia por la irrealidad, así como un obtuso desprecio por el mundo real, dejándonos guiar más por nuestras imperfectas percepciones que por la verdad implícita en cada evento de la vida…

Regularmente vivimos engañados, creyendo en príncipes y reyes, en manadas ovinas, creyendo en libertades que no existen, creyendo en sueños de reinos grandes que solo existen en la imaginación, creyendo en proyectos de reinos que nunca se hacen realidad, creyendo en falsos liderazgos religiosos -particulares o colectivos- que nos ofrecen salvaciones, milagros y perfeccionamientos espirituales que nunca llegan… O, creyendo en aquellos que utilizando disfraces y apariencias de toda ralea predican y profetizan mediante parábolas confusas o supuestos pasajes presuntamente transmitidos por dioses, cuando en la realidad son fruto de la propia mente imperfecta y profana del ser humano...

Vivimos deslumbrados por universos y personajes ficticios y nos deleitamos en el asfixiante espacio construido por nosotros mismos, monstruo insubordinado y germen de infinita corrupción que nos ahoga y que estúpidamente toleramos porque no sabemos hacer otra cosa que dejarnos llevar por nuestras necesidades a las cuales subordinamos nuestras existencias… Porque, vivimos por y para satisfacer esas necesidades como muestra fehaciente de nuestra miserable y débil naturaleza que nos mantiene íntimamente unidos a las necesidades materiales y espirituales de las cuales no podemos prescindir... Porque, somos mecanismos humanos siempre dependientes, ya sea de la realidad o la irrealidad, da igual… ¡Pero, siempre dependientes y necesitados, para que otros más listos que nosotros aprovechen esa oportunidad natural que les ofrecemos para engañarnos y someternos de alguna manera..!

El desdén olímpico, de los seudo reyes, de los semiletrados, de las elites sociales, y de los falsos líderes religiosos, que insisten en mantenernos en la época de las encomiendas, por los elementos esenciales de la modernidad, aferrados a sus prácticas feudales y retrógradas, reforzados –además- por la abulia y cerval ignorancia de los incultos e ignorantes que les siguen, sin síntomas de esperanzas, es una costumbre sin visos de reforma que convierte a una parte de la sociedad en ‘tierras listas para ser conquistadas’ por la audacia de cualquier reyezuelo o listillo de turno.

Hablar de perdón, es complicidad, es renunciar a hacer justicia, es invitar a la repetición… La indignidad se esconde bajo las tinieblas del olvido, la memoria debe ser una sola; para el bien y para el mal… Los pueblos oprimidos están mal porque la humildad y el sometimiento, son la negación de la dignidad… Muchos audaces, valientes e inteligentes, orgullosos y altivos, murieron con dignidad sin jamás traicionar su fe y convicciones... Al morir clamaron un grito de venganza contra todo aquello que les hizo sentir necesidades, contra todo aquello que les esclavizó a dichas necesidades del cuerpo y el alma...

Hablamos de naciones y pueblos libres… Pero, ¿cuáles libres pueblos y naciones? ¿Qué es ‘ser libre’ y qué es ‘ser nación’..? ¿Qué entendemos por libertad y nación..? Pueblos primitivos providencialistas que viven de leyendas y del cuento, sin atisbos para la racionalidad, pero creyentes en milagros y supersticiones cavernarias que les convierten en pueblos y naciones listos para la ocupación, no para la liberación.

Pueblo de siervos, reverdeciendo en la ignorancia cívica, analfabetos de los derechos, como burros llevando sobre el lomo, agradecidos y satisfechos, una carga de mentiras y falsos deberes partidistas, cívicos, patrióticos y religiosos, que nunca ha entendido, que les cargaron los feudales criollos. Abestializados, explotados, prostituidos y engañados, sin un movimiento serio de rehabilitación cívica, irredentos, lidereados por populistas chiqueros y por pseudo-religiosos sin escrúpulos, voraces dinosaurios de la política y la religión, enemigos de lo fresco, que han convertido la política y la espiritualidad en mercado de dignidades –politicas y religiosas- que envilece igualmente al que compra como al que se vende.

Evangelistas de sofismas, solo se preocupan de mantener el statu quo de la miseria, el atraso, la ignorancia, el analfabetismo, las supersticiones y, sin otorgarles a los integrantes de partidos y religiones, ni a los ciudadanos alguna conciencia.

Aqueja una pandemia de patriotismos e ideales afro-religiosos anémicos por algunas partes... Pero, se odian y se critican –a la vez- los principios y el pensar con autonomía...

Según la mayoría de las constituciones -presuntamente democráticas- de muchos países que se jactan de serlo, la soberanía reposa en el pueblo, ¡tamaño absurdo!, pues no hay mayor absurdo que la idea de este pueblo soberano, ignorante de sus derechos y obligaciones cívicas, multitud confundida y amansada bajo los dogmas religiosos de las religiones dominantes y por las que aspiran a serlo alguna vez, las que a ese mismo pueblo les capa la capacidad de pensar con libertad…

No existen rebaños de sometidos que piensen con libertad… Que gobiernen los verdes, los rojos o los negros; que imperen los católicos, los protestantes o algunas de las formas afro-religiosas tan de moda entre la mayoría de los países del tercer mundo… ¿Qué más le da eso al pueblo hambreado y necesitado? ¿Qué más le da al supuesto pueblo soberano..? Pues, de cualquier manera su situación será la misma: hambre, pobreza, miseria y esperanzas truncadas robadas por elites políticas y religiosas mercantilistas… A eso le llamo una sociedad planetaria enferma.

Cuanta mentira, cuanta comedia, como la de la larva tonsurada que se viste de púrpura Cardenalicia… Basta y sobra como ejemplo de desventuras históricas, pues predíca manoseando las sagradas escrituras y después practíca una política estomacal para él y sus herederos genéticos a los que ha logrado encumbrar como un día hizo aquél Borgia, lobo, pastor de rebaños de bestias venenosas… Y, así cada embaucador a lo suyo a costa de lo idiotas e ignorantes que prefieren vivir dejando el pensar, el opinar y el actuar a otros que lo hagan por ellos… ¡No puede haber mayor absurdo que el silencio ante la urgencia de decir verdades!

Y, para concluir esta meditación sobre el absurdo de lo absurdo, solo me resta decir, que “estamos como estamos, porque somos como somos”… Entonces, solo nos queda esperar ansiosos el próximo engaño con la misma diligencia, mansedumbre y docilidad de siempre para seguir sumidos en la ficción, en el silencio y en la más completa inopia de la irrealidad y la fantasía que nos traen los nuevos mesías e iluminados que a nuestras expensas vienen a llenar sus bolsillos vendiéndonos milagros, falsas esperanzas y a ensalzar nuestros respectivos egos haciéndonos creer que somos y merecemos lo que nunca seremos ni podemos merecernos porque no hemos sabido nunca comprender que UNIDOS somos una fuerza descomunal e invencibles… Pero, que enfrentando aislados nuestras guerras individuales nunca seremos más de lo que ya somos… Y, la historia seguirá repitiéndose una y otra vez, porque no habremos sido capaces de escribir otra distinta…

Odaro,

Chief Ifashade Odugbemi
Arabà Agbayè Odugbemi .

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